Salmo 110 | Explicación y cómo aplicarlo en la vida

Jehová da dominio al rey

1.- Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Salmo 110:1

2.- Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; Domina en medio de tus enemigos..

Salmo 110:2

3.- Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, En la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.

Salmo 110:3

4.- Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.

Salmo 110:4

5.- El Señor está a tu diestra; Quebrantará a los reyes en el día de su ira..

Salmo 110:5

6.- Juzgará entre las naciones, Las llenará de cadáveres; Quebrantará las cabezas en muchas tierras.

Salmo 110:6

7.- Del arroyo beberá en el camino, Por lo cual levantará la cabeza..

Salmo 110:7

Explicación del Salmo 110

A pesar de que con un primer vistazo de este salmo no nos quede totalmente claro lo que el salmista trataba de decir, a decir verdad, el mensaje que trasmite vale cada versículo que contiene y sin duda, es una gran herramienta en las manos de un cristiano para predicar la palabra y llevar a más personas al arrepentimiento.

En este salmo David nos habla sobre cómo Dios es el único que puede poner y quitar reyes, y no sólo eso, también nos enseña que los reyes que prosperan en cada aspecto de su vida es gracias a su ayuda, en otras palabras, mientras más devoto sea de su santo nombre más sabiduría tendrá y vida gobernando.

En el salmo vemos que Dios le dice al rey que si permanece a su lado, él le entregará a sus enemigos y lo llenará de bendiciones, esto se ve tanto en lo económico como en la disposición del pueblo de preferir a ese rey.

David es un excelente ejemplo de ello, al igual que su hijo Salomón. El salmo 110 también hace referencia a la estrecha relación que tenía Dios con David en su vida de rey, dice que en el orden de Melquisedec llegó al mandato y bajo la cobertura de su padre terrenal y del Padre supremo.

A partir del versículo 5 podemos notar que Dios puede airarse y destruir a todos los reyes que sean necesarios a causa de sus malos caminos, y desde allí hasta el final mantiene esa idea el texto, probando eso de que Dios es amor pero también es fuego consumidor y cuando empieza a consumir no queda nada a su paso.

Cómo aplicar el Salmo 110 en la Vida

Esta palabra tiene varias enseñanzas que podemos tomar y aplicar en nuestras vidas empezando por el hecho de que solo Dios da y puede quitar. Esto se ve en todo, tanto en puestos importantes de absoluto liderazgo como cargos presidenciales hasta puestos de trabajo en diferentes áreas.

Por eso, es imprescindible que en cada cosa que queramos hacer pidamos la dirección de Dios y su aprobación, rezar antes de buscar empleo para que sea su Santo espíritu el que nos ayude a conseguir ese puesto que tanto queremos.

De esa forma pondremos en práctica este salmo, entendiendo que sólo con él podemos conseguir todo lo que queremos, además, no debemos olvidar que así como él da también quita por eso es importante que mantengamos una buena comunión con el Padre y evitemos cometer faltas graves que nos hagan merecer su castigo.

Otra manera de aplicar esta palabra es teniendo ese temor de Dios que nos impulsa a seguir adelante a pesar de las dificultades, reconocer que si lo hacemos enojar puede suceder una catástrofe porque cuando se molesta no tiene piedad, basta con su misericordia que se renueva cada mañana, pero todo tiene su límite.

Preguntas frecuentes del Salmo 110

Quizás necesites las respuestas a estas preguntas:

¿Qué significa el salmo 110?

Es un salmo que nos enseña que solo Dios puede darle dominio a un rey, y en este caso pone de ejemplo al rey David, rey de Israel.

¿Quién escribió el salmo 110?

Este es un salmo escrito por el rey David.

¿Qué quiere decir el salmo 110?

Debemos entender que solo Jehová es capaz de darle poder a los gobernantes de la tierra, y que mientras uno de ellos reconozca el gran poder de Dios y que todo lo que tiene es gracias a él, nada ni nadie podrá contra él.