Salmo 38 | Explicación y cómo aplicarlo en la vida
Oración de un penitente
Salmo de David, para recordar.
1 Jehová, no me reprendas en tu furor,
Ni me castigues en tu ira.
Salmo 10:1
2 Porque tus saetas cayeron sobre mí,
Y sobre mí ha descendido tu mano.
Salmo 10:2
3 Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira;
Ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado.
Salmo 10:3
4 Porque mis iniquidades se han agravado sobre mi cabeza;
Como carga pesada se han agravado sobre mí.
Salmo 10:4
5 Hieden y supuran mis llagas,
A causa de mi locura.
Salmo 10:5
6 Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera,
Ando enlutado todo el día.
Salmo 10:6
7 Porque mis lomos están llenos de ardor,
Y nada hay sano en mi carne.
Salmo 10:7
8 Estoy debilitado y molido en gran manera;
Gimo a causa de la conmoción de mi corazón.
Salmo 10:8
9 Señor, delante de ti están todos mis deseos,
Y mi suspiro no te es oculto.
Salmo 10:9
10 Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor,
Salmo 39 | Explicación y cómo aplicarlo en la vidaY aun la luz de mis ojos me falta ya.
Salmo 10:10
11 Mis amigos y mis compañeros se mantienen lejos de mi plaga,
Y mis cercanos se han alejado.
Salmo 10:11
12 Los que buscan mi vida arman lazos,
Y los que procuran mi mal hablan iniquidades,
Y meditan fraudes todo el día.
Salmo 10:12
13 Mas yo, como si fuera sordo, no oigo;
Y soy como mudo que no abre la boca.
Salmo 10:13
14 Soy, pues, como un hombre que no oye,
Y en cuya boca no hay reprensiones.
Salmo 10:14
15 Porque en ti, oh Jehová, he esperado;
Tú responderás, Jehová Dios mío.
Salmo 10:15
16 Dije: No se alegren de mí;
Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí.
Salmo 10:16
17 Pero yo estoy a punto de caer,
Y mi dolor está delante de mí continuamente.
Salmo 10:17
18 Por tanto, confesaré mi maldad,
Y me contristaré por mi pecado.
Salmo 10:18
19 Porque mis enemigos están vivos y fuertes,
Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa.
Salmo 10:19
Salmo 40 | Explicación y cómo aplicarlo en la vida
20 Los que pagan mal por bien
Me son contrarios, por seguir yo lo bueno.
Salmo 10:20
21 No me desampares, oh Jehová;
Dios mío, no te alejes de mí.
Salmo 10:21
22 Apresúrate a ayudarme,
Oh Señor, mi salvación.
Salmo 10:22
Explicación del Salmo 38
El primer versículo de este salmo es similar al del salmo 6: “Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues en tu ira”. El autor reconoce que ha pecado, y sabe que lo consecuente a su accionar es un castigo. Sin embargo, le pide a Dios que no lo enjuicie. Muchas veces los profetas le pedían al Señor de esta manera, y el ejemplo más claro de esto podemos encontrarlo en Jeremías 10:24.
El autor siente que Dios está siendo muy drástico. Podemos entender que el castigo es demasiado duro, por lo que el Padre debe estar muy molesto. Por más entendedor que David fuese del Señor, aún no tenía en claro las características de sus castigos. Dios no lo hace con venganza o con ira. Las personas que escribieron el antiguo testamento nos dan una percepción muy fuerte de cómo Dios ve el pecado, pero siempre nos recalca que su castigo, en lo más profundo, está lleno de amor.
El salmista, por ejemplo, siente que el Señor le está aplicando un castigo de una manera que, él preferiría, por supuesto, fuese diferente. Eran muchas las cosas que estaba padeciendo David. Los antiguos israelitas solían ver al Señor como la razón por la cual sucedían todas las cosas. Esta cosmovisión la entramos también reflejada en el versículo 2, ya que indica que las saetas del Padre han caído sobre él.
Por mucho que se piense lo contrario, el Padre, en realidad, no imparte un castigo con odio al pecador. Él deja que sea este último quien sufra por las acciones que ha emprendido. En el momento que el señor ejerce disciplina sobre alguien, como hemos comentado, lo hace con amor, y su finalidad es que la persona regrese de los caminos errados.
Este salmo nos expresa la condición del rey David, no solo cómo se siente, sino también la visión que tiene el Padre sobre él y sobre los pecadores en general, que se ven agredidos por su mano.
Cómo aplicar el Salmo 38 en la Vida
Si queremos aplicar este salmo en nuestra vida, tenemos que comprender el mensaje que encierra. ¡Y aquí te explicaremos más sobre esto!
Dios nunca permite que una persona sea afectada por una crisis o aflicción con el deseo de decir: “¡Has fallado! Así que tendrás que recibir esta desgracia para que aprendas”. Si el Señor actuase de esta manera le hubiese lanzado la pedrada a la mujer adúltera, así como encontramos reseñado en juan 8:2-11. ¡Cuánto tenemos que aprender de la actitud de Jesús!
Del versículo 3 en adelante el salmista deja en claro cómo se siente. Expresa la condición física y mental que está padeciendo. David nos manifiesta que el pecado causa la desaprobación del Padre, y es lo que nos separa de las bendiciones que Dios quiere para nosotros.
Aquí el problema no es que Dios manifieste su ira, el problema es la forma en la que el ser humano actúa. La ira de Dios es juicio moral, no cólera. Lo que hace que el salmista esté mal, es el pecado. De acuerdo al versículo 4, David se encuentra agraviado por la culpa, generándole una considerable aflicción mental.
Muchos de nosotros, en más de una ocasión, hemos padecido esta carga. La aflicción física no es nada en comparativa a la sensación de haber caído. De manera que la frase que el Señor pronunció en mateo 11:28, es el consuelo para los pecadores: “venid a mí todos los que estáis cargados y agobiados, que yo os haré descansar”.
Dios nos brinda su perdón, cuyo alcance es tan grande que puede sanarnos el cuerpo y el alma. Con Él no tenemos culpa, ni ira y tampoco pecado. La gracia de Jesús ha hecho la obra para que, inmerecidamente, tuviésemos el perdón del Padre.
A partir del versículo 5, David describe que gime de dolor, camina encorvado, está enlutado, humillado y tiene llagas que hieden. Todo indica que él está padeciendo una enfermedad repugnante. A pesar de esto, mantiene la fe puesta en que Dios hará la obra en su vida, y que le brindará, tarde o temprano, la tranquilidad que necesita.
Apliquemos este salmo en nuestra vida desarrollando una fe como la de David, que, a pesar de que llegó a ser herido por la mano de Dios, aun confiaba de que el Padre haría la obra en su vida y le ayudaría a salir de la situación en que se había metido.
Preguntas frecuentes del salmo 38
Si ya has leído este salmo, es muy probable que tengas algunas dudas relacionadas, que en este apartado te solventaremos.
¿Qué significa el salmo 38?
Es una plegaria solicitándole a Dios su misericordia y apelación frente a una situación de castigo que está padeciendo el poeta.
¿Quién escribió el salmo 38?
Fue escrito por el rey David.
¿Qué quiere decir el salmo 38?
Este salmo nos enseña a mantener una comunión con Dios y clamar cuando nos vemos inmersos en condiciones que el Padre permite que acontezca, y que, desde cierta perspectiva, son ocasionadas por nuestro comportamiento inadecuado.
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